miércoles, 3 de marzo de 2010

UN TALLER MUY ESPECIAL

SEMINARIO 02/02/10

Este seminario-taller ha sido una clase muy diferente a lo que normalmente hacemos, y también muy especial para mí, ya que he estado 11 años de mi vida realizando artes marciales, más concretamente, Kung-fu Di Som.

Este taller, impartido por Eduardo y sus cuatro compañeros, me ha parecido de lo más emocionante y original, y tengo que decir que me ha proporcionado una energía y AMP (Actitud Mental Positiva) que hacía tiempo que no sentía.

El taller se ha desarrollado en dos partes, una teórica y una práctica. La parte teórica me ha gustado mucho, ya que no conocía la historia del Budo, su procedencia y su desarrollo. Además, Eduardo ha sabido conectar su discurso con nuestro futuro trabajo, con nuestra profesión. Por otro lado, la parte práctica ha sido muy divertida e innovadora, y me ha transmitido relajación y felicidad.

El Budo es una vía de realización, que se basa en la percepción y la sensibilidad, para la meditación y el desarrollo como persona, encontrando un espacio personal mediante la espiritualidad. Por tanto, tiene una conexión importante con la parte emocional y de valores de las personas.

La espiritualidad es entendida en este mundo de las artes marciales como algo abstracto, que se consigue mediante el desarrollo personal. El Budo es sólo una técnica de las miles que existen en busca de este objetivo.

Y es que cuando escuchamos artes marciales, automáticamente etiquetamos y relacionamos con violencia, lucha, sangre, etc. como ocurre en muchos casos en el ámbito de lo social. Las “etiquetas”, los prejuicios y estereotipos están muy presentes en nuestra sociedad, por ello la importancia de conocer las cosas, a las personas, para poder intervenir o hablar sobre ellas.

Hay artes marciales de muchos tipos, muchas variedades, disciplinas, corrientes… no todas, como bien ha dicho Eduardo, son de defensa personal o enfrentamiento, sino que existen muchas prácticas que buscan una serie de valores tan importantes como la felicidad, el bienestar, la tolerancia, la voluntad, el optimismo, etc.

Esta serie de valores son a su vez importantes en nuestra profesión. Al trabajar con personas, el profesional en primer lugar debe encontrarse a sí mismo, y defender una serie de valores, que ayudarán a conseguir el objetivo propuesto.

Una relación importante que he encontrado entre nuestra profesión y el taller ha sido la importancia del trabajo sin ánimo de mérito, desde el anonimato. Es decir, que el educador-trabajador social trabaja para las personas, sin esperar que se reconozca su trabajo ante los demás, con el fin de ayudar y mejorar situaciones sociales. Y este trabajo se debe basar siempre en una relación de igualdad y empatía.

Las personas además, muchas veces intentamos evadir la realidad, huir de nuestros problemas, pero esto no soluciona los mismos. Como en el Budo, en la vida hay que intentar descargar la agresividad, preocupación, negatividad, etc. para no caer en la enfermedad; hay que caminar hacia adelante afrontando toda dificultad que se presente, ya que la vida en sí está llena de retos día a día.

Existe una serie de elementos llamados “ciclo de producción”, que reúne tanto movimientos positivos como negativos en las personas, relacionados con cinco elementos naturales.





A la hora de intervenir con personas, este ciclo nos puede ayudar ya que nos explica cómo podemos canalizar los sentimientos negativos en positivos. Por ejemplo, si una persona está triste, debemos potenciar su creatividad con optimismo. Siempre hay que intentar cambiar esos sentimientos negativos, ayudado también de la escucha activa siempre, la comprensión, la tolerancia, etc.

Por tanto, los principios de este tipo de artes marciales, tienen mucha relación con nuestro trabajo; es más, el Budo puede servir como herramienta en una intervención.

Para finalizar el taller, realizamos unos ejercicios de Taichi-chuan por parejas, que se basaban en la percepción y las sensaciones propias y de la pareja, para demostrar la importancia de la comunicación y los sentimientos.

La impresión que recibo del seminario es el descubrir cómo podemos llegar a las personas a través de los sentimientos, valores, espiritualidad, energía, etc. El Ying-Yang representa la vida, en la que no todo es bueno ni malo, sino que es un ciclo que gira, en el que cada uno tiene un sitio; aquí existen factores tanto personales como sociales y de otro tipo, que influyen en la vida de las personas positiva o negativamente. Sin embargo, nosotros como futuros profesionales, debemos acompañar en el camino, reforzando los elementos positivos en las personas.